lunes, 1 de julio de 2013

“La República de Caín” se presenta por primera vez en la historia

María Rebeca Hernández

En el centésimo aniversario de su escritura, la “comedia vil e irrepresentable” de Julio Planchart llega a las tablas, el reto fue asumido por el grupo de teatro de la UCAB





En 1913, Julio Planchart escribió una comedia titulada La República de Caín, y lo calificó como irrepresentable, a pesar de ser una obra de teatro. El grupo de teatro de la Universidad Católica Andrés Bello fue el primero en montar el texto en formato teatral.

Ana O’Callaghan dirigió a un grupo de nuevos actores hacia este reto. La temporada duró cinco días, desde el 25 al 29 de junio. Teatro UCAB siempre se ha caracterizado por representar obras que, de formas distintas, reflejan la realidad actual del país. Un año atrás exactamente habían estrenado la pieza Chantaje, una adaptación musical del texto de Miguel Ángel Asturias que trataba el tema de la corrupción alrededor del petróleo. Este año presentan La República de Caín, una obra que 100 años después de haber sido escrita continúa tan actual como en su momento.

El genio de la pluma de Julio Planchart hizo que la actualidad fuera posible (e indeseable) 100 años después, al usar personajes metafóricos y no colocarle a Caín el nombre de Cipriano Castro, permitiendo que las generaciones asignaran el nombre correspondiente al protagonista de la obra. El Dr. Enrique Planchart, rector de la USB y sobrino del autor, declaró esto en una breve frase: “Me parece impresionante que 100 años después vivamos de nuevo en la república de Caín”.

El rector de la USB afirmó estar gratamente sorprendido con la representación de la pieza y expresó su deseo de que saliera de la UCAB a otros lugares, porque más personas debían presenciarla.

O’Callaghan, autora del montaje, afirmó la importancia de esta obra actualmente. Uno de los elementos claves en la forma en que fue representada la pieza son los carteles que identifican a los actores con el nombre del personaje; esto le permitió que al final de la pieza todos pudieran unirse con sus carteles en blanco al texto del personaje llamado El Joven: “Caín no es inmortal”. “Todos son El Joven”, afirmó la directora, refiriéndose al grupo de actores; la mayoría de ellos se montaban sobre las tablas por primera o segunda vez.
                              

La comedia metaforiza al entonces gobernante, Juan Vicente Gómez y a Cipriano Castro; a través de figuras bíblicas como Caín y Caifás, griegas como Pericles, y de otras mitologías e historias. Trata así el tema de la tiranía a la que Las Islas Mermadas se han visto sujetas desde hace 100 años.

La obra tiene como primer punto de giro la elección del jefe civil, puesto para el que se postulan tres candidatos: Estamión, un militar flojo, cuyos méritos se resumen en cuánto puede comer; Ananías, un intelectual sin idea alguna de cómo gobernar un país y Pericles, el representante del ideal democrático que carece de seguidores en su pueblo. A ellos se une Caín, junto a su secretario Esaú, dos tiranos que carecen de virtudes, a los que el pueblo rápidamente elige tras un discurso populista.

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